El domingo pasado me di permiso para disfrutar de tiempo libre, después de semanas de no ver una buena película, por quedarme horas trabajando en mi libro y mis proyectos. Finalmente terminé viendo tres películas: una al mediodía y dos en la noche, sin sentirme culpable, por eso.
Al contrario, mientras las veía, me sentía realmente inspirada, era un mar de emociones, entre el suspenso de la escena, “No cuidado, ese lado también se va a derrumbar” la valentía al meterme en el papel de los actores, “Salgan de allí corran, juntos si pueden” y sin duda las lágrimas de aquel personaje que no logró seguir el camino. (Película Pánico en el túnel)
La segunda que vi se llama, 12 deseos de Navidad, aquí me llenaba la ilusión por la fecha que ya se acerca, estaba metida en el papel, cuando queremos que en la vida haya alguien que nos conceda nuestros 12 deseos, para tener todo bajo control. Lo cierto es que existe la ley de causa y efecto, no porque nos concedan un deseo (si existiera) es garantía de que las cosas pasaran de acuerdo a lo que buscamos.
En la vida debemos ser conscientes de lo que estamos deseando, trabajar por eso y asumir con responsabilidad los resultados, porque también de eso aprendemos.
Tal como conversaba con mi hijo este fin de semana, si se te hacen las tareas no estás aprendiendo, puede que saques una buena calificación, pero no obtendrás aprendizaje.

Como adultos o como niños, lo que cuentan son las experiencias y aprendizajes de la vida, nuestro propio detrás de cámaras, no la facilidad de que nos concedan deseos. Tomemos acciones, y mantengamos viva nuestra fe, esperando que sucederán en el tiempo de Dios.
De la última película, Cindy La Regia, que de inicio me sentía conectada, porque me encanta la cultura mexicana, me hacen sentir cercanía con mis raíces, mi abuelo que en paz descanse era de Quintana Roo.
Dos cosas que mencionaron y quedaron en mi mente fueron: casarte es algo que puedes hacer en tu vida, en su momento y con la persona con la que realmente puedas conectarte sin dejar de ser tú, dónde no tengas que ir a pedir nada, porque siempre tendrá voluntariamente entrega de amor hacia ti, y por el contrario casarte no es algo que tengas que hacer con tu vida, porque te tocó o porque era el que estaba disponible en el momento, mucho menos donde tengas que hacer solicitudes o pedir muestras de amor.
También rescaté esta hermosa frase que decía, no salimos a encontrar un destino o lugar feliz, encontramos un camino, desde nuestro interior y disfrutando de las maravillosas personas que se cruzan en nuestras vidas.

Al terminar el día, desde lo más profundo de mi corazón, admiré el detrás de cámaras, a la persona que escribió ese guion con horas de trabajos y de momentos de inspiración y de bloqueos también, pero salió, gracias al trabajo de los maravillosos actores, los músicos que con cada nota te hacen sentir distintas emociones de acuerdo a la escena de la película, todos los que se encargan de producirla y hacer que nosotros finalmente la veamos en la televisión.
Pensar en esto me hacía abrir los ojos y estar más consciente, en valorar cada publicación que se hace, cada contenido que se comparte, cada producto y cada servicio.
Todo pasó por un proceso, nada se construye a través de deseos. Por eso, si te ofrecen algún producto o servicios y no es lo que estás buscando o no lo necesitas, igual valóralo, compártelo o al menos da alguna retroalimentación positiva a esa persona, sin duda alguna será un pago emocional que recordará en su día.
Cuando te apasiona lo que haces, lo vives cada segundo, todo esto que escribo son las reflexiones que pasaban por mi mente, mientras se supone que yo no estaba haciendo nada más que descansar, pero mi amor por escribir, por expresar y compartir mensajes que aporten e inspiren a más personas es parte de mi, uno de mis dones especiales. Al punto que hasta en mis momentos de descanso, encuentro como aterrizar en mi pasión
Dejarme tiempo para descansar mi mente, me permite dejar espacio disponible para no colapsar y seguir creando.
Si lo veo bien, no estaba desperdiciando mi tiempo viendo tres películas en un día, me estaba dando tiempo para apreciar el trabajo de otras personas, y para dejarme inspirar desde sus mensajes.
¿Qué trabajo te has puesto a admirar o reconocer últimamente? ¿Qué espacio te estás permitiendo libre, para crear o inspirarte?
¿Cuáles de tus dones únicos y especiales estás usando para vivir con pasión o para aportar a otros?
Si aún no los descubres, te invito a descargar este E-book con una guía gratuita para que descubras esos dones y propósito de vida.
